Esta es mi segunda declaración de hoy, una vez que me ha despertado una voz femenina de la siestita vespertina que me debí tomar por desavenencias con mi "mujer" y que me ha dicho: “Leandro”.
Al instante se me hace palpable en qué consiste mi declaración
de ahora:
He debido ser estratega al extremo, tanto para negociar
mi herencia paterno-materna como para quedarme con el usufructo vitalicio de mi
departamento propio de Alto Alberdi, del Edificio Altos de Clermont y que ya
tiene nombre y se llama: La Morada II.
Estas negociaciones, conjuntamente con la inmensa bondad de mis hermanas, jamás negaron mi derecho natural y
humano de testar como Dios manda:
En la medida que mi corazón sienta que una persona se convierte en hijo, sea adoptivo, sea hijastro, sea hijo del corazón, ese 50% de mi condominio sobre el departamento, le quedará para él y toda mi Comunidad Alippi García ya está debidamente alertada y entrenada para hacer este acto de traspaso al verdadero Sucesor.
Si no pasa esa persona a posicionarse como
hijo (sea en la manera que sea) pues mis sucesores serán diversos sobrinos
carnales, como lo manda legítimamente la ley.
¡He dicho caramba!
Y esta declaración va en especial
dirigida a mi mujer y a mi hijastra Isabella, para que la tengan muy en cuenta
y para que sepan que un hijo para que sea mi Sucesor debe ser y actuar como tal y no como un mero protegido.
Nota del autor:
Habiendo descubierto en este día 28 que el ángel 28 de la cabalá Sehehiah es el ángel del amor, el ángel sanador, de la longevidad y otro más de la sabiduría, veo que esta nueva declaración de hoy, está también inspirada por él, principalmente respecto de lo que vengo sosteniendo en otras entradas en cuanto a que la sanación de patrimonios, los abogados les llamamos saneamiento y respecto de lo sabio que resulta testar a favor de un hijo que se ha consagrado como tal y que no solamente detenta el rol de hijastra por mero lugar legal, al tener una convivencia con su madre.
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