sábado, 12 de octubre de 2024

5 REGLAS PARA EXPERIMENTAR UNA HERMOSA VIDA DE EREMITA O ERMITAÑO URBANO


Las 5 As de los Eremitas Urbanos

Aceptación (lo más importante)

Acepta el campo que Dios te ha dado en arriendo. Áralo, riégalo y coséchalo con dedicación y esfuerzo. No ares campo ajeno, ni sueñes con tener otro.

NOTA DEL AUTOR: Si somos eremitas urbanos, resulta obvio que el párrafo anterior es una metáfora que simboliza todos los labores manuales e intelectuales de todo tipo que podemos realizar en ejercicio de nuestros oficios o profesiones y que estas son en esencia esos campos que Dios no ha dado en arriendo. 

Acepta tu trabajo, tu familia, amigos, compañeros de trabajo y de la parroquia. Sírveles con diligencia.

Acepta tus defectos y debilidades. Acepta tu necesidad de Dios y rézale mucho.

Acepta la sencillez, rechaza el pecado. Acepta la templanza, rechaza la tibieza. Acepta la pobreza, rechaza la ambición y la explotación. Acepta la sobriedad, rechaza la vanidad y el engaño.

Acepta que te sobra tiempo para la oración y defiéndela como un castillo. Déjate sólo vencer para ayudar y servir a los demás.

Acepta todo lo bueno con medida: una buena comida, divertirte y descansar.

No uses ninguno de estos consejos, ni la religión, ni la oración como excusa para desatender tus deberes. Más bien quítate tu tiempo, tu ocio para dárselo al prójimo y a Dios.

Abstinencia (lo más fácil)

Renuncia a un placer por Dios: no comas carne. Puedes unir más privaciones cuando Dios te vaya dando fuerzas. No serás mejor por hacer más penitencia. Serás mejor por hacer lo que Dios quiera.

Ofrece este testimonio, como una renuncia por Dios. Otros lo hacen por salud o por conciencia social.

Ayuno (lo más humano)

Busca la debilidad para que Dios se haga fuerte en ti. Confía en Dios y no en tus fuerzas.

Únete a los que lo pasan mal. Únete a los bienaventurados.

Ayuna desde el 14 de septiembre hasta el Domingo de Pascua (pero no los Domingos). El ayuno te da salud, y te hace disfrutar y valorar más los bienes que Dios nos da.

El ayuno es pasar hambre. Habitualmente con una comida normal y dos muy pequeñas y nada entre horas. Pero hay otras formas de hacerlo, como saltarse la cena, pues para soñar no hacen falta provisiones.

Nuestro cuerpo, mente y espíritu deben tener siempre hambre y evitar estar saciadas.

El hambre del cuerpo, recuerda a la mente el hambre que tenemos de Dios.

Evita que tu penitencia mortifique a otros. Es solo tuya. Relaja el ayuno si te amarga.

Austeridad (lo más social)

Usa, y consume y acumula lo que necesites. Con medida. Llevando una vida sobria y austera.

Modera tus ansias de acumular riquezas y bienes. Y también las de acumular conocimiento, poder, fama y admiración de nadie. Incluso las de acumular virtudes, ya te las dará Dios cuando convenga.

Ansía sólo la pobreza, la humildad y hacer la voluntad de Dios.

Aislamiento (lo más espiritual)

Busca la soledad que ansias. No veas la tele ni coseches información que no te sirve de nada. En la soledad descubrirás que sólo necesitas a Dios. Y que ya está contigo. No estudies en exceso, no leas para acumular detalles.

Aléjate del activismo que busca el éxito y la grandeza. Tu éxito está en entregarte, sencillo, pobre y solo a la oración. Quemando ese tiempo como ofrenda agradable a Dios, sin esperar ni premio ni consuelo. Con el alma desnuda.

Aíslate de retiros multitudinarios. Llenos de gente o de charlas. Son buenos, pero son otro carisma. El nuestro es el silencio y la oración simple, la oración mental.

Aléjate muy especialmente de la queja y del juicio.

Este es el desierto de los eremitas urbanos: no ser reconocidos, trabajar por Dios en la oración y no ver nunca el resultado.

Fuente:  5 REGLAS PARA LOS EREMITAS O ERMITAÑOS URBANOS 

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