Estoy solo y pensando en nuestro amor.
¡Es tan grande!
Sé que, para una mujer como vos y tu perfeccionismo, tengo muchas desventajas y defectos graves. Sin embargo, el perfeccionismo, aunque no me haya caracterizado gran parte de mi vida, siempre me acompañó de cerca, la mayoría del tiempo inconscientemente, a diferencia de vos que lo tenés a flor de piel y muy consciente.
Ahora bien, me convertí en coach. A nosotros nos enseñan que siempre podemos emprender uno y mil cambios y estar en continuo Desarrollo Personal o perfeccionamiento en sí.
Mi catolicismo me enseña lo mismo, lo cual todos sabemos que se llama el camino de la santidad, y pocos católicos sabemos que todos estamos llamados a este camino y que no está reservado solo para unos pocos.
Los que lo han logrado y se convirtieron en santos, fueron los que se animaron a creer en esta posibilidad como factible, lo emprendieron, fueron valientes, se convirtieron en guerreros contra estos defectos, se disciplinaron en la lucha y los fueron venciendo, uno a uno.
¡Yo puedo! Sí que puedo. Pues insistir en defender mi naturaleza improlija, desventajosa, defectuosa y demás, me hace enemistarme con mi gran amor Analía, ser terco y correr el riesgo de, a la corta o a la larga, perderte.
Yo te amo muchísimo y no quiero ese duelo en mi vida, quiero que sanemos, nos purifiquemos y florezcamos de una vez.
Te invito a ser categórica y contundente y me des tu corneada mortal y definitiva, pues supo un cura en una homilía enseñarme cierta vez, que hay "dos pascuas", la de Semana Santa y la de Navidad. En Navidad nacemos a una vida nueva, en Semana Santa, resucitamos luego de morir al hombre y mujer viejos que éramos.
Yo quiero nacer en esta Navidad y amarte cada vez más perfectamente. Amén.
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